El experimentado entrenador Jorge ‘Cajeta’ Justiniano decía, entre sus tantos típicos dichos, que al buen jugador se lo conocía con solo verlo tocar la pelota. Acertada o no esta frase del recordado DT de grandes clubes cruceños en la década de los setenta y parte de los ochenta, lo comprobado es que hay jugadores que no necesitan mucho tiempo de adaptación para mostrar su jerarquía.
Un caso es el mediocampista brasileño Rafael Allan Mollercke, más conocido como Rafinha, que a principios de enero llegó como nueva contratación de Blooming y en poco tiempo ya se ha ganado el cariño y la admiración de la hinchada celeste.
Su mejor partido en lo que va el campeonato Apertura lo hizo en la segunda fecha, cuando la academia derrotó en casa por 5-1 a San José. En ese duelo, el hábil volante, de 27 años y nacido en Río Grande do Sul, no solo marcó un gol sino que se erigió en el conductor de un equipo en el que también destacó su compatriota Rafael Barros, que hizo dos, y con quien estructuraron una sociedad que parecía de vieja data y que los bluministas y el mismo entrenador Erwin ‘Platiní’ Sánchez desean que funcione con efectividad.
Figura en Montero
Tras una tercera fecha para el olvido, ya que Blooming perdió en la Villa Imperial ante Nacional Potosí por 2-0, aunque jugando bien y con un Rafinha encendido, la calidad del que lleva la camiseta número 15 en la espalda no defraudó. El domingo pasado, en el estadio Gilberto Parada de Montero ante Guabirá, se volvió a ver el temple de Rafinha.
Su figura creció sobre todo en el segundo tiempo, cuando los celestes perdían. Apoyado en grandes socios como Vargas, Arano, Latorre y después Farell, el brasileño comandó la reacción celeste con una gran definición y colaboró en la conquista de una victoria transitoria, que se esfumó al final por un descuido defensivo.
De todas formas, el ex Juventude de Brasil dejó una buena imagen, que hace pensar, que puede ser el ‘10’ que Blooming necesita para una temporada cuyo objetivo es asegurar una clasificación internacional.
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