martes, 30 de octubre de 2018

Blooming apeló a la reserva de oxígeno para sumar

Pudo haber conseguido tres puntos, pero el empate de anoche (1-1) ante Real Potosí es un premio al esfuerzo y a la valentía de un Blooming que se inyecta motivación para el clásico cruceño del próximo domingo.
Con un juego inteligente y reservando oxígeno para los momentos más difíciles, la academia cruceña cosechó un punto en la Villa Imperial, aunque queda la sensación de que no hubiese extrañado si se llevaba la victoria.
Como de costumbre, Real Potosí contó con un Darwin Peña fino y preciso en la distribución de la pelota, algo que ponía en apuros a la defensa de Blooming, sobre todo aquellos balones que llegaban por aire. En el primer tiempo, Fernando Adrián fue una amenaza constante para el arco de Rubén Cordano.
Los dirigidos por Erwin Sánchez controlaron los embates de los potosinos en los primeros 20 minutos, pero además generaron varios contragolpes en los que rozaron el gol, como en aquel disparo al palo de Leonardo Vaca, quien hizo un gran desgaste físico en ataque.
Al filo del descanso, Junior Sánchez robó una pelota en salida, acto seguido se hizo un autopase para internarse en el área y definir ante la salida del golero Wálter Santillán.
En el segundo tiempo, Real Potosí entró con todo en busca del empate, pero a medida que pasaban los minutos chocaba con la muralla de piernas de Blooming.
En el otro arco, Paul Arano estrellaba la pelota en el travesaño y poco después los celestes quedaban con nueve hombres por las expulsiones de Jesús Sagredo y José Vargas, ambos por doble amonestación.
A partir de ahí, ‘Platiní’ Sánchez renunció a la ofensiva al sacar de la cancha a Hugo Bargas y Leo Vaca para reforzar la zaga y el medio con el ingreso de José Carrasco y Diego Rodríguez.
Real Potosí aprovechó la ventaja numérica para generar frecuentes ataques, hasta que Maxi Gómez clavó un zapatazo desde la media luna para doblegar a Rubén Cordano y decretar el 1-1.
Los minutos finales fueron un calvario para Blooming, que se salvó cuando Gastón Mealla definió mal con amplio panorama.

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