lunes, 24 de junio de 2013

Andrada: “Nosotros no hemos venido acá con una varita mágica”

Víctor Hugo Andrada Canalis es pasado y presente en Blooming. “Es como volver a casa”, dijo el argentino nacido en Santa Fe, que en 1986 llegó por primera vez a Bolivia traído por la academia, cuando tenía 27 años. Lo recuerda bien porque era una fecha especial, un 28 de octubre. Cómo olvidarlo si justo ese día cumplía años Ezequiel, uno de sus hijos.

Su exitosa carrera como futbolista se resume en 18 años bien jugados, según admite. Debutó en Colón de Santa Fe, en 1983, pero al año siguiente lo contrató Gimnasia y Esgrima La Plata, logrando el ascenso a Primera. Tras un par de temporadas, en 1986 San Lorenzo lo quiso comprar, pero su técnico de ese entonces, el uruguayo Luis Garisto, no lo dejó ir. “Se va cualquiera, menos Andrada”, dijo, y se truncó la transferencia. En un acto de rebeldía, Andrada dejó de entrenarse dos semanas en el equipo platense y fue cuando el dirigente Marco Peredo hizo las gestiones para traerlo a Blooming, en 1986. El entrenador era Ramiro Blacut.

Llegó a préstamo por seis meses y gracias a sus buenas actuaciones, el presidente Roberto Paz Limpias decidió comprar su pase. En 1989 se nacionalizó boliviano para dar cabida a otro extranjero en el plantel, pero poco disfrutó de su segunda nacionalidad porque se fue transferido a préstamo a Unión Española, de Chile, y de allí volvió a su país para jugar en Racing (1990-1991), con Roberto Perfumo al mando. Gracias a una notable campaña del equipo de Avellaneda (18 partidos sin perder), Blooming vendió su ficha a Racing, con la cláusula de que si el club argentino no pagaba, automáticamente debía volver a Blooming. Y así fue.

Desconociendo los problemas, Andrada se fue para Unión de Santa Fe, pero al tiempo Paz Limpias lo hizo inhabilitar ante la FIFA. Para no quedar parado, Andrada pagó $us 23.000 y así se destrabó el problema quedando en libertad. Arregló con The Strongest para disputar la Copa Libertadores, pero en La Paz jugó poco tiempo porque una interesante propuesta de San José lo llevó a Oruro. En 1997 volvió a Santa Cruz para jugar en Destroyers, hasta 1998, y finalmente Real Potosí le propuso ir para la Villa Imperial, donde se retiró en 2001, a la edad de 42 años.

Convencido de que lo suyo era seguir ligado al fútbol, Andrada estudió para director técnico y no tardó mucho en llegar donde él quería. Comenzó como ayudante de campo de Ricardo Fontana, en Real Potosí, después trabajó con Luis Galarza y de ahí se fue abriendo espacio en el equipo lila hasta que en 2005 empezó a transitar solo por este difícil camino de la conducción técnica. Fue técnico de Real Potosí, Nacional Potosí, San José y Wilstermann, pero no oculta su idilio con Blooming, campeón en 2009, cuando nadie daba un peso por él.

Ahora que sos técnico, ¿qué te enseñó la carrera de futbolista?

Cuando hice el curso para entrenador estaba la materia de sicología, lo fundamental y primordial hoy. Aprendí de todo, por ejemplo aprendí a sacar todo lo bueno y desechar lo malo.

¿Trabajás la sicología en el jugador?

Muchísimo. El jugador es un ser humano y tiene problemas como cualquiera. De repente el futbolista está más tiempo con el equipo que con la familia. Personalmente, me gusta tomarme un café con el jugador, hablar individualmente, si tiene o no problemas en la casa, y si lo tiene, tratar de ayudar. Por momentos tenemos que ser docentes del jugador de fútbol.

¿Te funcionó en 2009?, porque el equipo no andaba bien...

En todos los equipos nos funciona, no solo ese año. Somos un cuerpo técnico que defendemos mucho al jugador de fútbol, siempre y cuando se deje defender, porque hay jugadores que se pueden defender y otros que no se puede. El futbolista que se compromete con el trabajo, con el cuerpo técnico y con la camiseta, seguro va a contar con nosotros.

Había una frase famosa: “Macho de noche y macho de día”, ¿compartís eso?

No, no. Lo que pasa es que los partidos no se ganan los domingos, los partidos se ganan en la semana, sobre todo ahora que el ritmo es cada vez más dinámico. De qué sirve si hoy trabajo en tres turnos y no me cuido en la noche, seguramente mañana no voy a poder rendir igual. Conmigo no va eso.

Se escucha, y mucho, que en Bolivia hay mucho talento; si hay talento, ¿por qué el jugador nuestro no logra triunfar lejos de nuestras fronteras?

De repente lo que hablamos recién, macho de noche y macho de día. Tengo una frase que siempre se la digo a mi jugador: “Yo tengo que vivir para el fútbol, el fútbol no puede vivir para mí”. Cuando uno elige algo, se vuelve esclavo de lo que elige, así sea lo que sea, abogado, médico, etc.

¿Qué te trae de regreso a Blooming?

Lo dije públicamente, se lo dije a Roberto Fernández y se lo dije a Erwin Peredo, con el respeto que se merecen los otros equipos, si otro equipo hubiera estado en la situación que está el club, de repente no venía; vine porque tengo un sentimiento especial. Fue el equipo que me trajo, el que compró mi pase, el que me nacionalizó, el que me manejó desde 1986 hasta 1994, y donde viví cosas lindas. Hoy estoy acá por Blooming, con hijos bolivianos, nietos y nueras bolivianas; eso fue lo que me entusiasmó a venir y ponerle el hombro, para devolverle algo de lo que me dio a mí.

Uno de los factores que llevaron a Néstor Clausen a irse del club fue el económico, ¿ese tema no te preocupa?

A todos nos preocupa lo económico, lo que pasa es que acá el compromiso tiene que ser de todos, nosotros no hemos venido acá con una varita mágica, vinimos a ser uno más y a ponerle el hombro. Pero insisto, si entre todos no nos juntamos, es muy difícil que salgamos. Estoy seguro de que ganando dos o tres partidos la gente se va a entusiasmar.

En 2009, cuando la hinchada esperaba a otro técnico, nadie daba un peso por vos y, sin embargo, lo sacaste campeón. ¿Hoy es otro el panorama?

En 2008 ascendí a la Liga con Nacional Potosí y después del partido en Beni recibí una llamada de Blooming para que me haga cargo del equipo. Le dije entonces que no estaba preparado para venir, que cuando sea el momento y esté preparado iba a venir, pero no lo era.

¿Te asustaste?

No, solo creí que en ese momento no estaba preparado. En 2009 empezamos dirigiendo a Nacional Potosí, ganando la primera rueda, me llaman de nuevo y ahí digo sí, porque me sentía preparado, estaba más maduro. En todos los equipos donde estuve, me fui dejándolos en un buen lugar en la tabla.

Si tus equipos andaban bien, ¿por qué saliste?

Por defender a los jugadores. Los dirigentes me pedían que echara a algunos jugadores y yo soy de la idea de que los contratos hay que cumplirlos, no puedo dejar a un jugador sin trabajo a medio campeonato. Yo peleo por ellos.

¿Cómo es eso de que el plantel que hay ahora es mejor que el que tenías en 2009?

Porque ese año era muy corto, no había muchas variantes, en cambio ahora es más largo, más numeroso, hoy hay más alternativas, más recambio.

¿Qué te hace pensar que tu equipo puede ser campeón?

Tengo mucha fe en que este equipo va a levantar. No me interesa ni quiero saber del pasado; estoy convencido de que acá hay buenos jugadores, que no se pueden olvidar de jugar, como Joselito Vaca, Miguel Loayza, Andrés Jiménez, Limbert Méndez, Raúl Gonzales, Félix Candia y otros jugadores que he tenido y que no se pueden olvidar de jugar. Tengo mucha fe, pero tiene que haber un compromiso de todos. Blooming es un grande y tiene la obligación de pelear siempre un torneo internacional.

¿Cuál es el Blooming que querés para esta temporada?

El de 2009 fue un equipo duro. El que nos quiera ganar tiene que costarle; seguramente alguna vez vamos a perder, pero quiero un equipo con compromiso, con entrega, que el que nos gane sea mejor que nosotros, que cuando perdamos la pelota la recuperemos, que cuando la tengamos, que la sepamos administrar bien, y cuando hablo de compromiso no solo hablo de los jugadores, sino también de los dirigentes y de los hinchas también.

Estadísticamente a Blooming le cuesta sacar puntos en la altura, ¿tenés la fórmula para cambiar eso?

Creo que no hay una fórmula, y somos conscientes de que es complicado jugar allá arriba, pero tuve la suerte o la bendición de Dios que nos dio la sabiduría suficiente para sacar puntos de visitante y puntos clave. Insisto, no es que haya una fórmula, lo que sí, hay que estar convencido de que se puede.

Loayza no tuvo una buena temporada y Joselito tampoco terminó bien, ¿se puede juntar a los dos en cancha?

Por momentos sí, por momentos no, según lo que se quiere y según el rival. Los dos son jugadores importantes, con diferentes características

¿Se va a ver un Blooming de local y otro de visitante?

Tal vez sí, pero soy de los que me gusta jugar con dos delanteros, incluso en la altura, porque tenemos que ir a ganar.

Después de la corona de 2009, el hincha no pudo festejar un título, ¿este equipo está encaminado para lograr esa alegría?

Estamos para pelear. Somos conscientes de que estamos trabajando para pelear y tenemos que ir escalón por escalón para triunfar. Este es un camino largo, pero hay que empezar a dar el primer paso, y ya lo hemos dado.

Cuando asumió Roberto Fernández prometió armar un ‘equipango’, pero hasta ahora los refuerzos están tardando en llegar, ¿eso te preocupa?

Lo que estoy seguro y consciente es que hay un buen plantel y tiene que funcionar. Conozco a la mayoría de los jugadores y estoy seguro de que tengo un buen equipo. En los días de la semana, el 99% es nuestro y el 1% es de ellos, el día del partido se revierte todo, el 99% es de ellos y el 1% de nosotros.

¿Es complicado dirigir a Blooming?

Yo siempre digo que presión tiene aquel padre que no tiene para dar de comer a un hijo, esa sí que es presión, en cambio esta es una presión linda, que nos gusta, personalmente a mí. Estoy más tranquilo ahora porque conozco al club y al hincha, esa es una ventaja para mí. Obviamente que la presión en un equipo grande se siente, pero es lo que me gusta, por eso vine.

¿Querés que el torneo comience ya?

Estoy ansioso, tengo mucha ansiedad de que esto comience. Vine al club ilusionado y tengo mucha fe de que nos va a ir bien.

¿La Copa Cine Center es prioridad?

No, no es prioridad. Con todos los problemas que están pasando, me gustaría jugarla pero dentro de una semana más, no este fin de mes, sino a principio de julio, para que tengamos el tiempo necesario para trabajar. En nueve días no podemos hacer gran cosa.

¿Qué le decís al hincha?

Que nos apoye, que nos aliente como siempre lo hicieron, especialmente cuando estuve en 2009, que con trabajo y humildad vamos a tratar de darles alegría.

¿Vas por el ‘bi’?

Vamos, vamos, tenemos mucha fe. Lo que sí prometo es mucho trabajo y que vamos a estar peleando ahí arriba.

Hace dos años que Blooming no gana a Oriente...

Vamos a intentar cambiar eso, con mucho trabajo

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